Desde hace ya unos años, nos hemos acostumbrado a vivir rodeados de móviles, tabletas y otros dispositivos con cámara incorporada, que nos permiten filmar e inmortalizar cualquier momento. A esta realidad, hemos de sumar el hecho de que gobiernos y empresas han apostado por la videovigilancia como mecanismo de protección y control social. Sin embargo, debemos recordar que el derecho a la intimidad y a la propia imagen son derechos fundamentales reconocidos por la Constitución Española, a los que no debemos renunciar frente a esta intromisión.
Así lo cuenta Pablo Romero, en el ilustrativo artículo «Sonría, está usted videovigilado aunque no quiera» https://www.publico.es/sociedad/privacidad-sonria-videovigilado-no-quiera.html